Los niños y niñas que han vivido diferentes tipos de malos tratos en su primera infancia, no poseen un recuerdo o memoria explicita de lo que les sucedió, todas sus experiencias se inscriben en formas de memorias implícitas, que corresponden mayoritariamente a sensaciones dolorosas de privación, estrés y dolor físico. Por esta razón se utiliza el término de “memorias implícitas traumáticas”. Estos recuerdos no se pueden verbalizar porque el cerebro en esas etapas de su desarrollo no puede simbolizar lo que le sucede, por lo que la experiencia se manifiesta por comportamientos o manifestaciones conductuales específicas.
Las memorias implícitas en las que no existe recuerdo, en el sentido de una representación, pero si una memoria de las percepciones, emociones y vivencias internas, esta es la memoria más importante en las etapas primarias del desarrollo, porque el cerebro no está aun listo para operar con una memoria explícita, ni para verbalizar las experiencias.
Las memorias explícitas corresponden a las representaciones de lo que se vive internamente o de la realidad externa. Esto se traduce por la existencia de recuerdos.
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