Psicologia

El TDAH

El TDAH es un trastorno de base neurobiológica y de sintomatología persistente durante la vida de la persona. Según el DSM-V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders 5), podemos clasificar el TDAH en tres subtipos: 

  1. Combinado (inatención e hiperactividad-impulsividad).
  2. Hiperactivo-impulsivo (hiperactividad e impulsividad).
  3. Inatento (inatención).

Sin embargo, cuando pensamos en el TDAH, a muchas personas les viene a la mente un niño o niña que se mueve excesivamente, que molesta, que no acata las normas o, como muchos padres y educadores verbalizan, un niño o niña que es “como si tuviera un motor dentro”. 

Es cierto que muchos de los niños y niñas diagnosticados de TDAH pueden encuadrarse en un perfil con estos síntomas, pero no todos forman parte de este subtipo de TDAH. De hecho, según algunos estudios, el TDAH de predominio inatento en edades escolares es más frecuente que los otros dos subtipos (hiperactivo-impulsivo y combinado). Sin embargo, dado que el subtipo hiperactivo-impulsivo y el combinado no suelen pasar desapercibidos, son más frecuentemente derivados para realizar una evaluación (Willcutt, 2012).  

¿En qué me tengo que fijar para detectar si mi hijo o alumno es TDAH inatento?

Existen una serie de síntomas que nos pueden hacer sospechar tales como: 

  • Pierden detalles importantes de la información que leen o escuchan, como si presentaran dificultades de memoria; 
  • Requieren de más tiempo para captar la información, es decir, tardan en procesar lo que se les explica;
  • Pierden el hilo de las explicaciones; 
  • Parecen estar atendiendo, pero cuando se les pregunta, no han entendido o no pueden concretar la idea principal; 
  • Cuando cuentan con más tiempo, pueden elaborar respuestas que sorprendan por eficaces; 
  • Cometen errores en la ejecución de tareas mecánicas tales como operaciones matemáticas u ortografía por falta de atención (Por ejemplo, no fijarse en el signo de las operaciones u olvidarse acentos) y pueden tener un rendimiento variable (sensación de que un día saben hacer algo y al día siguiente no); entre otros. 

La mejor estrategia para una familia con un niño o niña con TDAH es anticiparse y diseñar un plan de actuación semanal, que sea revisable y modificable. Proponer que sea revisable (por ejemplo, cada domingo por la tarde), posibilita que podamos hablar con los niños sobre la agenda de la semana anterior y proponer objetivos de mejora o cambios. Esta técnica nos permite realizar cambios en las fuentes de motivación y de refuerzo positivo que establecemos con los niños, a fin de que cumplan todo lo que hayamos pactado. 

¿Cómo y qué puntos debería tener el plan de actuación?

  • Crear una rutina. Los niños deben estar ocupados durante el día y, a ser posible, que se parezca a la rutina de las semanas escolares.
  • Recomendamos que la planificación esté por escrito. Debe ser visual y con distintos colores para delimitar las semanas.
  • Es importante que los niños participen en la planificación y asegurarse de que estén de acuerdo con ella, que sea realista para todos y que ellos la entiendan.

Además, se recomienda seguir las siguientes orientaciones específicas:

  • Establecer un horario de los hábitos diarios. Debe incluir el horario del hábito del sueño (dormir y despertarse), hora de comer y qué comeremos y cenaremos (como los calendarios de las comidas que tienen las escuelas y que tenemos en casa en la nevera). Es importante que se vistan (no deben ir con pijama por casa) y mantener la rutina de la higiene diaria, y la de las manos aún más.
  • Seguir un plan de las actividades diarias, entre ellas las educativas de deberes de la escuela y de teletrabajo de los padres. Así como aquellas en las que puedan colaborar con los padres, como participar en la elaboración de las comidas, limpieza, poner y quitar la mesa… Los objetivos y los horarios deben ser claros. Como aspectos concretos se recomienda:
    • Hacer los deberes siempre por la mañana, después del desayuno. Hay escuelas que envían los trabajos a una semana visita. En este caso, recomendamos anticipar (siempre en la medida de lo posible)  las tareas de cada día (una de lengua, una de matemáticas…).
    • En el caso en que no dé tiempo de practicar un rato de lectura, lo podemos dejar para el último momento del día, antes de acostarse (del mismo modo que se aconseja hacer durante las semanas de escuela).
    • El momento de juego, ocio, manualidades, deporte, música… es recomendable dejarlo para las tardes. Se aconseja poner también en qué casos se harán con los padres y cuáles no.
    • Es recomendable establecer el horario y el tiempo límite del uso de aparatos electrónicos. Hay que ser realistas y durante las semanas que dure el confinamiento seguramente lo utilizarán mucho más de lo habitual. No debe preocuparnos, el uso también puede ser beneficioso si se utilizan con fines educativos y no tardaremos en volver a la normalidad, no debemos preocuparnos en exceso.
    • Se recomienda que, en la medida de lo posible, mantengan conversaciones por teléfono o mediante videollamada con sus amigos.
    • Si es posible, deben continuar realizando las actividades extraescolares de las que se tenga acceso a clases virtuales (clases de baile, idiomas, dibujo…).
  • Como aspectos prácticos, recomendamos que se utilice la herramienta del reloj (de agujas para los más pequeños) y que los horarios y obligaciones estén por escrito y en un lugar visible de la casa.