Psicologia

Trastorno Específico de Aprendizaje

Los Trastornos Específicos del Aprendizaje (TEApre) constituyen un conjunto de dificultades que interfieren significativamente en el rendimiento académico, dificultando el progreso adecuado del niño y la consecución de los objetivos marcados en las distintas programaciones educativas.

Los más habituales son los relacionados con la adquisición de la lectura (dislexia), escritura (disgrafía) y/o el cálculo (discalculia).

La O.M.S. especifica que para efectuar el diagnostico deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, pero éstos no serán consecuencia de problemas neurológicos importantes, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental o alteraciones emocionales. 
Lo que sí suele producirse, es que este tipo de déficits específicos, estén acompañados de otros trastornos del habla o lenguaje e incluso de conducta, por ejemplo el TDAH, trastorno Déficit Atención Hiperactividad, así como problemas emocionales secundarios y alteraciones en la dinámica familiar.

Los niños que realizan intervención psicopedagógica suelen mejorar, no presentando en la mayoría de los casos más problemas en la vida adulta. Hemos de señalar que si las dificultades de aprendizaje no son precozmente tratadas pueden producir, a parte del retraso educativo, unas dificultades asociadas, el famoso «fracaso escolar» conlleva desmotivación, aversión a la escuela, así como, respuestas emocionales inadecuadas. En la práctica, la realidad es complicada. Es decir, nos encontramos con niños con buena adquisición en la lectura pero baja comprensión lectora y/o, además con dificultades en la escritura, faltas de ortografía, contenido… Actualmente, los profesionales que trabajamos con niños que presentan en una medida u otra, dificultades del aprendizaje, observamos que, frecuentemente, resulta muy complicado establecer un diagnóstico diferencial claro. Es decir, nos encontramos con niños con una buena lectura pero muy baja comprensión lectora y/o, además, presentan muchas dificultades en la escritura en forma, contenido o faltas de ortografía. El niño que lee mal es muy probable que presente también desorganización en la escritura y que tenga dificultades en las matemáticas, en el cálculo… es decir, en la práctica, dislexia, disgrafía y discalculia no deben entenderse como trastornos por separado, frecuentemente están asociados. Aunque siempre puede detectarse un área que es la que se muestra con mayores dificultades para el niño, los Trastornos específicos del Aprendizaje tienen una alta comorbilidad entre ellos y, por tanto, debemos trabajar con todos ellos en la medida que cada caso lo precise.

El DSM-V aporta mayor claridad y facilidad para ofrecer un diagnóstico más coherente con la realidad de cada niño. La razón es que unifica los diferentes trastornos (dislexia, disgrafia, discalculia, no especificado) en una única categoría: Trastornos específicos del Aprendizaje y luego nos permite establecer las dificultades concretas (en escritura, lectura o cálculo) y su intensidad de afectación (leve, moderada o grave).

Es importante resaltar la alta comorbilidad del trastorno lector con el trastorno por déficit de atención hiperactividad. TDAH.Según algunos estudios, entre el 30 y 35% de los niños con trastornos de la lectura presentarían también un cuadro de T.D.A.H. 
Algunas explicaciones al respecto exponen que el niño con dificultades en los procesos lectores está más predispuesto a la desatención. Esto se justifica por el mayor esfuerzo que tiene que realizar por controlar unos procesos de codificación-decodificación que escapan a su voluntad.

Nuestra Evaluación

En una primera visita, realizamos la historia clínica y entrevista con los papás. Teniendo en cuenta la edad del niño y los datos hallados en la entrevista se efectuará la correspondiente evaluación individual. Además de evaluar los aspectos específicos de los procesos lectores también comprende áreas más generales como inteligencia y personalidad. Es de vital importancia contar con múltiples fuentes en la evaluación, así, desde nuestra consulta, nos coordinamos tanto con la escuela, instituto como con otros profesionales implicados, EAP, pediatra, logopeda.

La dislexia tiene un posible origen neurobiológico. No se trata, por tanto, de un retraso madurativo ocasional, sino de un trastorno crónico que en una u otra medida seguirá afectando las competencias lectoras a lo largo de la vida del disléxico. No obstante, el trastorno no afectará de la misma forma en la etapa escolar que en la vida adulta. Los mayores problemas se darán coincidiendo con la escolarización y la obtención de los diferentes objetivos académicos. En la etapa adulta la manifestación del trastorno se limitará a la persistencia de una cierta dificultad para la lectura (menor fluidez y precisión que la de un no disléxico) y a un mayor esfuerzo para la comprensión.

A pesar de estas consideraciones resulta de vital importancia que el niño disléxico reciba, desde la manifestación de los primeros síntomas, una intervención psicopedagógica con el fin de minimizar las consecuencias y llevar al máximo nivel de competencia posible sus propios recursos lecto-escritores.

En términos generales, el tratamiento se dirige a corregir, mediante métodos psicopedagógicos específicos, las alteraciones perceptivo-motrices, verbales y de lecto-escritura, trabajando con preferencia las más afectadas.

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La DISLEXIA

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.